La persistencia del deterioro económico en España, que lleva desde
2008 sumida en la crisis, ha disparado el número de parados de larga
duración. Según los datos que ha publicado esta mañana el Instituto
Nacional de Estadística, el número de personas que dejó su empleo hace
tres años o más aumentó un 48,6% en 2012, hasta superar el millón. Este
colectivo, que ha agotado toda prestación, viven de subsidios y tienen
cada vez menos recursos para llegar a fin de mes, es el que más ha
afectado en la comparación interanual, con con 342.400 parados más.
Según los datos que ha dado a conocer el INE, que se desprenden de la Encuesta de Población Activa de 2012, las personas desempleadas en 2012 procedían, en su mayoría, de situaciones previas de empleo. Así, de los 5.769.000 parados de media que había a cierre del pasado año —cifra que aumentó a 6,2 millones a lo largo del primer trimestre, el 27,16%—, 5,29 millones habían trabajado anteriormente. El principal motivo de haber dejado su empleo fue la finalización del contrato que afectó a 2.673.500 parados con empleo anterior (el 50,5% del total) frente a .390.700 de 2011 (el 52,1%).
Por el tamaño del establecimiento, en 2012 solo aumentó el número de ocupados en las empresas de 250 o más trabajadores, con cerca de 20.000 personas más que en 2011. De hecho, esta ha sido la categoría a la que más tarde afectó la caída del empleo iniciada en 2008 y la única que ha logrado elevar plantilla en 2012, aunque su peso en el conjunto del mercado de empleo es de apenas un 12%.
Por otra parte, el número de ocupados en empresas de 1 a 10 trabajadores retrocede un 4%, pese a la idea que publicita de forma persistente el Gobierno de que quienes crean puestos de trabajo en España son las pymes y autónomos. Este colectivo, que aporta el 13,5% de los empleos, no ha dejado de perder trabajadores desde el inicio de la crisis.
Además, la mayoría de los trabajadores españoles tenía jefe, pero no tenía ningún subordinado en el año 2012. Casi siete de cada 10 trabajadores se encontraban en esa situación, ya que ocupaban un puesto de trabajo de empleado (con jefe y sin subordinados). Del total de ocupados en 2012, un 10,6% era trabajador independiente (no tenía jefe ni subordinados); un 6,5% era encargado; un 7,1%, director de empresa pequeña departamento o sucursal; un 5,9% era mando intermedio y un 0,8% era director de empresa grande o media.
Por sexo, el porcentaje de hombres directores casi duplicó al de mujeres en las empresas de pequeño tamaño y lo triplicó en el caso de empresas grandes o medias. En el caso del puesto de empleado, el porcentaje de mujeres (76,5%) superó al de varones (62,5%) en 14 puntos.
Según los datos que ha dado a conocer el INE, que se desprenden de la Encuesta de Población Activa de 2012, las personas desempleadas en 2012 procedían, en su mayoría, de situaciones previas de empleo. Así, de los 5.769.000 parados de media que había a cierre del pasado año —cifra que aumentó a 6,2 millones a lo largo del primer trimestre, el 27,16%—, 5,29 millones habían trabajado anteriormente. El principal motivo de haber dejado su empleo fue la finalización del contrato que afectó a 2.673.500 parados con empleo anterior (el 50,5% del total) frente a .390.700 de 2011 (el 52,1%).
Por el tamaño del establecimiento, en 2012 solo aumentó el número de ocupados en las empresas de 250 o más trabajadores, con cerca de 20.000 personas más que en 2011. De hecho, esta ha sido la categoría a la que más tarde afectó la caída del empleo iniciada en 2008 y la única que ha logrado elevar plantilla en 2012, aunque su peso en el conjunto del mercado de empleo es de apenas un 12%.
Por otra parte, el número de ocupados en empresas de 1 a 10 trabajadores retrocede un 4%, pese a la idea que publicita de forma persistente el Gobierno de que quienes crean puestos de trabajo en España son las pymes y autónomos. Este colectivo, que aporta el 13,5% de los empleos, no ha dejado de perder trabajadores desde el inicio de la crisis.
Además, la mayoría de los trabajadores españoles tenía jefe, pero no tenía ningún subordinado en el año 2012. Casi siete de cada 10 trabajadores se encontraban en esa situación, ya que ocupaban un puesto de trabajo de empleado (con jefe y sin subordinados). Del total de ocupados en 2012, un 10,6% era trabajador independiente (no tenía jefe ni subordinados); un 6,5% era encargado; un 7,1%, director de empresa pequeña departamento o sucursal; un 5,9% era mando intermedio y un 0,8% era director de empresa grande o media.
Por sexo, el porcentaje de hombres directores casi duplicó al de mujeres en las empresas de pequeño tamaño y lo triplicó en el caso de empresas grandes o medias. En el caso del puesto de empleado, el porcentaje de mujeres (76,5%) superó al de varones (62,5%) en 14 puntos.
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